blog de ramos generales

bienvenido a nuestro establecimiento...

sábado, 26 de enero de 2008

El precio de tu cuerpo

Hay gente que se asegura (con una póliza de seguros, no?) las piernas (jugadores de futbol, deportistas en general), la cola o los pechos (actrices, modelos, vedettes...). Estas personas y las companías de seguros establecen cuánto es el valor de esas partes de su cuerpo. ¿Pero cuánto vale su cuerpo de verdad?
O sea, el precio del cuerpo, así como dios los trajo al mundo, sin sus logros, sus destrezas, sus talentos, etc..., solo el cuerpito nomás.
Yo por lo pronto, no tendré muchos logros, ni destrezas, ni talentos (por eso no gasto un mango en un seguro), pero sí que sé cuánto vale mi cuerpo (y no es ninguna propuesta indecente).
Tá, me tengo que morir para cobrar la plata..., pero al menos dejo algo para mi descendencia.


The Cadaver Calculator, es un sitio que te permite calcular cuánto puede llegar a valer tu cuerpo para la ciencia.
Se ve que yo no soy tan interesante para estos miserables, ya que me pagarían (bueno, a mí no...) la ínfima suma de U$s 3890..., "una verdadera ganga".
No sé de qué se quejaba mi vieja cuando decía que le salía "más caro que un hijo bobo...."

miércoles, 23 de enero de 2008

Las cartas que llegaron

Realizando una profunda limpieza por los rincones más recónditos de mi castigado disco duro, además de encontrar pequeños fragmentos de verdaderas joyas del Séptimo Arte Triple X, alguna que otra foto "non sancta", mp3's que prefiero no mencionar (son de mi época oscura..., cumbia, bah!), y demás menesteres..., me topé con esta tierna pieza epistolar de una madre que añora a su hijo que ha partido, ha volado del nido paterno en la búsqueda de su destino.

Esta misiva es, seguramente, conocida por tí, Oh! amado y venerado visitante de mi blog, que acaricias mi ego con tus comentarios y llevas mi bannercito para colocar convenientemente en la lista de enlaces de tu blog.

No obstante, estoy seguro que la lectura de la presente correspondencia, arrancará una sonrisa de tu rostro, y contribuirá a que comiences, continúes o acabes termines tu día de forma amena.

He aquí entonces, la epístola (se recomienda la lectura con acento español y/o gallego):

"Querido hijo:
Te escribo estas líneas para que sepas que estoy viva.

Te escribo lentamente porque sé que no sabes leer deprisa.

Tu padre consiguió un trabajo muy bueno; tiene 500 personas bajo su poder. Cuida el cementerio del pueblo.

No vas a reconocer la casa cuando vengas, porque nos mudamos. La nueva casa tiene una lavadora que no funciona bien: la semana pasada puse cuatro camisas, tire la cadena y todavía no las he vuelto a ver.

A tu tía Rosa le pasa al revés que a mí; ella cuando toma café no puede dormir, en cambio yo, cuando duermo no puedo tomar café.

Finalmente enterramos a tu abuelo. Encontramos el cadáver ahora con todo esto de la mudanza. Estaba en el armario, desde ese día que gano jugando a las escondidas.

Lamento decirte hijo, que la semana pasada tu padrino se ahogó en la destilería en un tanque de brandy. Varios hombres trataron de salvarlo pero luchó valientemente contra ellos. Tardaron tres días en apagar el fuego cuando lo cremamos.

Hoy, tu hermana Julia tuvo un hijo, pero como todavía no sé si es nena o nene, no sé si llamarte tía o tío.

Quien hace mucho que no aparece es tu tío Jorge, que murió el año pasado. Y tu primo Manuel, que siempre se creyó más rápido que el toro, comprobó que no lo era. Estoy preocupada con el perro Boby, que insiste en perseguir los coches aparcados y se me está aburriendo.

Ah! Finalmente los embotelladores de refresco tuvieron la gran idea de poner un letrero en las tapitas que dice: "abra por aquí". ¿Que te parece?

Tu hermano José cerró el coche con la traba y dejó las llaves adentro. Tuvo que volver a casa para buscar el duplicado y poder así sacarnos a todos de adentro del coche.

La semana pasada llovió toda la semana; los primeros tres días llovió y los últimos cuatro también.

Todos te extrañamos mucho, pero mucho más desde que te fuiste.

Tienes que escribirnos contándonos cómo te va con tu nueva novia extranjera; no sabes cómo nos pusimos de contentos cuando nos enteramos que estabas en cama con Artritis.

Esta carta te la mando con Manolo, que va mañana para ahí. A propósito, ¿puedes buscarlo al aeropuerto?

Bueno mi hijo, no escribo el remitente porque no sé la dirección nueva. La última familia que vivió en esta casa se llevó los números para no tener que cambiar la dirección.

Si te encuentras con doña María salúdala de mi parte, si no la encuentras, no le digas nada.

Tu madre que te ama:
Yo
PD: Te iba a mandar mil pesetas, pero ya cerré el sobre."